Andrés Fuentes Angarita

viernes, 10 de diciembre de 2010

Invitación a soñar

Todos, sin excepción, podemos superar y modificar nuestra condición o situación actual. La única barrera para ser mejores y para materializar nuestros sueños, somos nosotros mismos. Asimismo los únicos que podemos convertir esos deseos en realidad, somos nosotros mismos. Esta es mi convicción, mi filosofía de vida, y deseo compartirla con usted que está leyendo estas líneas en este momento.

El primer paso para obtener ese cambio es creer que sí se puede, que todo puede lograrse, pero es necesario “imaginarlo, visualizarlo o soñarlo”.

Debemos tener siempre en mente que nuestra vida es un tránsito, solo un tiempo para poder realizar lo que queremos. Todos nacemos, todos morimos. Pero lo que hará que seamos recordados, que simplemente nuestra vida no sea un “pasar” sin más, es el legado que dejaremos: aquello que afectará positivamente en principio a nosotros mismos, a nuestros seres queridos y más cercanos, y, si acaso logramos ir aún más allá en nuestras expectativas, lo que dejaremos a la humanidad. Lo importante es “hacer”. Nada se nos va a regalar, porque ya el regalo nos fue dado: la capacidad de “imaginar, visualizar y/o soñar” y la capacidad de “hacer”.


          Lo que hemos “imaginado, visualizado o soñado” no debe menospreciarse o encasillarse como simple producto de nuestra imaginación o como alucinaciones o quimeras. Es necesario transformarlo en objetivos reales, en metas plausibles, inclusive con fechas aproximadas para ser logrados. Solo así entenderemos que es una tarea a ser realizada óptimamente.

        La posibilidad de crear el futuro principalmente se produce en la factibilidad de hacer realidad lo que pensamos, es decir, la capacidad de convertir en acción, en actividad, cada objetivo para que éste sea alcanzado. 

No basta con simplemente pensarlo y quizás, en algún momento, de manera fortuita, verbalizarlo. Es necesario convertirlo en acción a realizar, convertirlo en “credo”. 

Un simple ejercicio que puede dar forma a esos “sueños, pensamientos o deseos” que creemos efímeros e imposibles de realizar, es enumerar en una lista, aquellos “logros” o metas que se quisieren obtener a corto, a mediano y a largo plazo. Ésta es la herramienta más poderosa porque es el plan de vida. Parece una simple lista de las cosas que quisiéramos obtener: bienes materiales, triunfos académicos y laborales, equilibrio y paz emocional, familia, en fin todo lo que se quiere hacer, tener y lograr. En esta lista, que se convertirá en nuestra guía, se debe detallar, lo más posible, las características de cada aspecto que deseamos alcanzar. No es necesario que sea una enumeración casi interminable de objetos, sino la concreción de lo que necesitamos para después tener todo aquello que necesitemos para tener confort, seguridad, salud, recreación, etc...

Parta de lo que englobaría otras necesidades menores. Por ejemplo si usted considera que para lograr ese cambio importante en su vida debe: 1.- Trabajar. 2.- Estudiar o especializarse para superarse en su trabajo. 3.- Aprender un idioma para superarse aún más en su trabajo. 4.- Viajar para perfeccionar ese idioma y beneficiarse laboralmente en ese aspecto. 5.- Convertirse en multiplicador de ese conocimiento impartiendo clases en una Universidad. 

Al escribir un listado de los logros que usted desea, las mejoras que puede introducir en su vida, usted está dando una ruta a seguir a su existencia. No está dejando a la “suerte” lo que va a “hacer” usted por usted mismo. Sin duda, entre logro y logro, habrá logros “menores”, pero igual muy satisfactorios. Por ejemplo, es muy factible que en su trabajo obtenga aumentos de sueldo y promociones por sus logros académicos, también es muy probable que conozca personas que enriquezcan esa experiencia, y que obtenga usted logros materiales relacionados con sus avances económicos como la obtención de tarjetas de crédito, cambios de residencia, compra de vehículo, etc... Todos aquellos bienes materiales que contribuyen a nuestro confort y a nuestro deseo de superación. 

En la actualidad pareciera estar en entredicho este deseo de obtener bienes materiales y de superarse económicamente. Lo que puede perderse de vista es que si mi meta no es tener una fábrica para explotar a mis congéneres ni al medio ambiente, sino que mi deseo es prosperar para mi bien, para el bien de mis seres queridos y aún mejor para hacer prosperar a mi comunidad, no estoy violentando a la sociedad con mis logros. Al contrario.

Le invito a escribir su lista. Siéntese a realizarla. No pierda tiempo pensando que esto es un juego, que es lo que otros llaman el mapa del tesoro, o es un ejercicio de visualización creativa. No piense en eso. Piense en que nunca es tarde para tener nortes, y su norte principal debe ser su bienestar. Haga su lista en la ambientación que usted desee, porque no es necesario que encienda velas o música de Bach. Escriba y empiece a convertir sus sueños en acción. Su lista debe acompañarle siempre.

El poder es usted. Usted puede crear su futuro, cambiar su destino, construir su legado. El poder se traduce como la capacidad de hacer, mover recursos, que se ejecutan para alcanzar cada sueño.

Soñar significa “crear” una imagen en su mente que proyecte sus aspiraciones de vida en todos y cada uno de los contextos en los que usted se encuentra. Lo único que debe hacer es activar el poder de su mente, crear en la mente y escribir en una hoja de papel cómo se quiere ver viviendo su vida. Es como escribir el guión de su propia vida.

            Nos influencian muchos elementos desde nuestro origen: cómo nacemos y nos criamos, hasta lo que escuchamos aún en nuestra tierna infancia en los medios de comunicación. Todo lo que nos rodea es una referencia. 

Lo que nuestros padres nos dicen, nos aconsejan o nos ordenan, nos va moldeando como personas. A veces lo que recibimos y nuestra capacidad de recibir hacen una fórmula fantástica de superación y de ejemplo de vida. Es el caso, en mi humilde opinión, de Gabriel García Márquez, el reconocido escritor, cuya infancia estuvo rodeada de las historias de pueblo de su abuela y las historias de guerra de su abuelo: maravillosa aleación que dio un narrador de relatos en los que la fantasía y la realidad se entremezclan y son inseparables.

Otras veces lo que recibimos y nuestra capacidad de recibir no van en consonancia y o no queremos lo que recibimos, o no lo entendemos, o no lo merecemos, no lo sé, pero lo que es cierto es que no debemos rendirnos a la idea del fracaso. No es justo ni para nosotros ni para nuestros seres queridos. Por ello invito a que reflexionemos en cuanto a qué queremos, cómo lo podemos lograr y en cuánto tiempo lo podemos lograr.

Particularmente mis referencias son mi padre quien me enseñó a soñar y quien siempre creyó posible el logro de los objetivos planteados, aunque en un principio parecían imposibles de alcanzar; mi abuelo José el cual me llenó de su sabiduría con sus lecciones de vida; mi madre quien me enseñó la diferencia entre bien y mal; y todos aquellos que han formado parte de mi vida y me han proporcionado un fragmento de sí mismos ayudándome a aprender, a apreciar las cosas desde distintos puntos de vista, todo lo cual me hace el hombre que soy hoy. Todos me han inspirado y todos han aportado algo positivo a mi vida.

Por ello le invito a pensar en qué legado le han dejado a usted para poder lograr sus objetivos, seguro que se encontrará con muy importantes recuerdos.


Éxito,


Andrés


No hay comentarios:

Publicar un comentario